Sara Falo 04/08/2015
Voluntarios participando en la reconstrucción. |
Durante toda esta semana un grupo de cuatro voluntarios de Montalbán ha dedicado
parte de su tiempo libre matinal a recuperar una construcción en piedra seca
que, ya hace unos años, algunos de ellos levantaron de la nada con motivo de
la celebración del X Congreso Internacional de piedra seca realizado en la
localidad.
Esta bonita construcción circular levantada en el año 2006, siguiendo
los parámetros constructivos ancestrales de la piedra seca, es decir, colocando
piedra sobre piedra sin ningún tipo de argamasa, era un edificio conmemorativo
que quería representar la unión de todas las localidades que en aquel
Congreso se juntaron para realizar unas jornadas técnicas de gran interés
antropológico y etnográfico, pero que por desgracia fue víctima de
actos vandálicos que la llevaron a casi su total demolición apenas unos
meses después de los afanosos trabajos de los voluntarios para que estuviera
en pie en la inauguración del Congreso de septiembre de 2006.
Ahora Manuel Gimeno, Javier Domingo, Juan José Martínez y el joven Víctor
Domingo han sido los artífices de esta reconstrucción que ya luce junto
al edificio Ítaca de la localidad. Tres de ellos ya participaron en los anteriores
campos de trabajo que se realizaron a lo largo de diversos años desde 2002
y muestran su satisfacción por ver de nuevo en pie este singular edificio.
Tiene la peculiaridad de albergar en su interior una urna en la que cada uno de
los participantes del Congreso del 2006 venidos de lugares tan lejanos como Escocia,
Irlanda, Grecia o Portugal, entre otros, fueron introduciendo su piedra, traída
desde su lugar de procedencia, junto con el resto, para ver la singularidad de las
piedras de cada sitio.
Igual que aquel día, ahora Manolo, Juanjo, Javi y Víctor han sido testigos
de excepción de los mensajes que se introdujeron en la urna, de las piedras
diferentes, alguna incluso con inscripciones singulares e incluso la anécdota
del representante escocés que introdujo junto a su piedra una pequeña
botella de whisky escocés.
El trabajo no ha sido fácil, a juzgar por los bolos de caliza que han tenido
que mover hasta culminar la parte superior. Lo cierto es que la piedra caliza con
la que se ha construida es difícil de colocar, muy redonda, sobre todo si se
compara con las losetas de pizarra y arenisca negra de Cantalobos, asegura Manuel
Gimeno, recordando los otros campos de trabajo en los que colaboró. Para Víctor,
el benjamín del grupo, ha sido una experiencia muy bonita, y cuando su padre,
Javier, le propuso participar le pareció interesante aprender algo más,
además "no tenía nada mejor que hacer".
Prácticamente la han tenido que levantar de cero porque a medida que iban desmontando
lo derruido se desmoronaba el otro lado, todavía en pie. De las cosas más
difíciles es haberla tenido que construir casi a ojo, sin plomos, solo con
la referencia de una varilla en el centro, ya que es circular, añade Juan José
Martínez.
Había mucha gente en la localidad que venía reclamando desde hacía
tiempo la reconstrucción de este monumento conmemorativo de la piedra seca
y cuando el actual Ayuntamiento se puso en contacto con estos voluntarios para ver
si podían recuperarlo "no dudamos ni un momento en hacerlo", aseguró
Javier Domingo, con el asentimiento de sus compañeros. Durante todos estos
días de trabajo han recibido el apoyo de los vecinos y transeúntes que
se han interesado por su trabajo y han recibido la felicitación por un trabajo
bien realizado, con un resultado espectacular.
Por parte del ayuntamiento, Carlos Sánchez Boix, alcalde de la localidad, mostró
su agradecimiento y el de toda la corporación por la receptividad que había
tenido la propuesta por parte de estos vecinos voluntarios, y añadió "esperamos
que ahora todos respeten este trabajo bien hecho". También mostró
el interés por seguir apoyando estas construcciones etnológicas de piedra
seca con la ayuda de los voluntarios conocedores de esta técnica y seguir trabajando
en la línea de realizar actuaciones de mantenimiento en el recorrido etnológico
de Cantalobos para ponerlo de nuevo en valor.
Para encontrar los antecedentes de todo esto hay que remontarse al año 2000,
concretamente al programa europeo Culture 2000, momento en el que se inician los
contactos con distintas localidades de Francia, Italia y del Maestrazgo Castellonés.
En 2001 se realiza una reunión en Montalbán, en la cual cada una de estas
zona expone el proyecto que tenía previsto aportar a este programa.
En el caso de Montalbán, tras muchas indagaciones y salidas al campo, se acordó
que la zona de Cantalobos podía constituir el lugar idóneo para realizar
un circuito de interés etnológico por el número y variedad de casillas
que se encuentran en dicho paraje y la proximidad entre ellas.
Todos estos proyectos se van plasmando a lo largo de 2002 con campos de trabajo
de voluntarios locales en los que, instruidos por monitores de Fodesma venidos desde
Mallorca, van recuperando el patrimonio de piedra seca. Y finaliza con otro campo
de trabajo en el que jóvenes de toda España realizan un sendero que sirva
como nexo de unión a todas las casillas de piedra seca restauradas y su señalización
En 2006 se hace un nuevo curso para aprender la técnica de construir en piedra
seca, en este caso recuperan dos casillas de difícil restauración, ampliando
el recorrido etnológico ya existente. Y culmina este proceso con el X Congreso
Internacional celebrado en septiembre del mismo año, la publicación de
un libro "Hacer hablar a las piedras" y los paneles informativos explicativos
de las construcciones en el sendero.
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